Aqui descubres tu talento



Entrevista de El Comercio a  Jazz Jaus, el Domingo, 18 de marzo de 2012 a la(s) 12:12 ·
LA PASIÓN POR LA MÚSICA Y LA PREOCUPACIÓN POR LOS PROBLEMAS SOCIALES HICIERON QUE NACIERA JAZZ JAUS HACE CINCO AÑOS, UNA ESCUELA DE FORMACIÓN MUSICAL. AHORA LOS SOCIOS ESTÁN USANDO UN MODELO DE GESTIÓN EMPRESARIAL PORQUE QUIEREN CRECER
Por: Miguel Ángel Farfán


Quizá si Carolina Aráoz y Diego Chang hubieran nacido a unos miles de kilómetros al norte, quizá en Colombia, podrían cumplir sin problemas, incluso con facilidad, sus sueños. Allí hay todo lo que a ellos les falta: las empresas culturales tienen una categoría especial en el sistema legal y el Gobierno otorga créditos para el fomento de emprendimientos ligados al arte. Pero ellos son de Lima, Perú, y aunque eso haga más complicado su objetivo –generar un cambio social a través de la música–, avanzan. Jazz Jaus tiene más de cinco años, alrededor de mil alumnos egresados y unos ambiciosos planes de crecimiento. Es una organización sin fines de lucro que se gestiona como una empresa e invierte sus ganancias y esfuerzos en transformar a las personas, hacerlas mejores por el canto o a través de un instrumento.


¿Qué significa Jazz Jaus para ustedes?


Carolina Aráoz: Es una asociación cultural que tiene como objetivo hacer feliz a la gente a través de la música.
Diego Chang: Claro, esa es nuestra misión. Pero nuestra visión es que nos reconozcan como una organización artistíco-musical que fomenta la cultura, el arte y los valores.
CA: Somos un movimiento positivo para la sociedad. Nuestro sueño es fortalecer la industria cultural. Por eso ahora estamos dirigiendo Jazz Jaus con mucho más profesionalismo. Diego, con su ingreso el año pasado, ha traído el otro cincuenta por ciento que nos faltaba: los conocimientos de gestión de empresas.


¿Cómo notaron que debían manejar Jazz Jaus de forma empresarial?


CA: Todos los años estuvimos creciendo, pero solo por la pasión que le poníamos al trabajo. Siempre tuvimos potencial, pero a medida que pasaron los años y ganábamos reconocimiento se hacía más necesario un orden. Por ejemplo, yo no imaginé que como asociación sin fines de lucro necesitábamos sistemas de cobranza.
DCH: Llegó un momento en el que si no se ponía orden y formalización, el crecimiento se iba a estancar. Eso coincidió con el ingreso de muchos profesionales.


¿Existen diferencias entre cómo se maneja un emprendimiento cultural y un emprendimiento comercial?


DCH: Hay muchos puntos en común. En finanzas, tenemos costos fijos y variables, proyecciones, planes de crecimiento, retornos de inversión… es lo mismo. Solo que el producto es distinto. En recursos humanos, igual. Aquí también la capacitación es muy importante. La gente tiene que hacer lo que mejor sabe hacer y debe contar con las herramientas necesarias. Su remuneración también es congruente con el desarrollo: los sueldos crecen al mismo ritmo que la organización.


En el Perú, no muchas organizaciones culturales tienen eso tan claro.


DCH: Muchos proyectos de arte y cultura en este país se hacen con mucho desorden, informalidad y sin una visión de negocio. Es mentira ese discurso que dice que los artistas no tienen dinero porque a la gente no le interesa el arte. Al artista le va mal porque no sabe gestionarse. Y bueno, si hay gente que no está interesada en la cultura es porque no encuentra un producto innovador.


¿En la parte jurídica y legal, ha sido complicado que puedan formalizarse?


DCH: Hay un modelo que no existe oficialmente acá, pero que se acomoda a lo que nosotros hacemos. Es el modelo de empresa social, donde se gestiona todo con visión empresarial, se generan utilidades que no van hacia los accionistas, sino hacia un fin social.


CA: Ser formal aquí es dificilísimo. Las reglas te empujan hacia la informalidad. Nosotros tenemos todo en regla como asociación sin fines de lucro, pero hemos sufrido.


Ahora tienen tres líneas de acción claras, ¿no?


CA: Sí, una es nuestra escuela, donde damos talleres y cursos. Pero también replicamos nuestro modelo de enseñanza en sitios pobres y en empresas. Por un lado, tratamos de difundir nuestra labor hacia personas que no tienen los recursos económicos para estudiar en una escuela de música. Por otro, tratamos de mejor el clima laboral de las compañías que nos contratan (Interbank, Xtrata, IBM y Ripley). Con esto último, además, sumamos ingresos.


¿Qué proyectos?


DCH: Estamos trabajando un proyecto con el Banco Interamericano de Desarrollo y Sinfonía por el Perú, la fundación de Juan Diego Flórez. Vamos a abrir cuatro sedes de Jazz Jaus en Trujillo, Huánuco, Huancayo y Manchay. Se beneficiará directamente a 800 personas, sin contar a su entorno, con la formación de big bands, orquestas sinfónicas y coros.
CA: Es la primera vez que se va a medir el impacto social de la música popular en el Perú. Yo estoy convencida de que con la música se generan cambios increíbles, pero esta vez vamos a demostrar con cifras e indicadores que sí funciona.


¿Han notado que existe mucho interés en las personas por aprender música?


CA: Uy, sí. Tenemos llamadas todos los días de gente que pregunta por los cursos.
DCH: Sin hacer publicidad ni nada, solo sirviéndonos del boca a boca y del Facebook, llegamos en el anterior ciclo a tener 120 alumnos. La gente quiere música, lo que pasa es que no hay suficientes espacios para estudiar.
CA: También queremos que los niños de la calle, los que solo pueden trabajar como cobradores de combi, estudien acá. Para eso, estamos buscando hacer alianzas. Queremos hacer un fondo de educación para que los chicos que tengan talento puedan estudiar. Es decir, que una persona o una empresa los apadrine para que puedan estudiar.


¿Cuál es el cambio más importante que hicieron con la nueva forma de gestión?


CA: Tenemos un local propio de 170 metros cuadrados. Antes pagábamos S/.1.500, que dicho sea de paso eran subsidiados. No pagábamos ni luz ni agua, el Satchmo de Miraflores, donde estábamos, nos acogió y nos protegió. Pero ahora lo van a demoler y en el terreno construirán un conjunto habitacional. Entonces, lo que decidimos es invertir S/.70.000 en esta casa.


¿Su oferta de cursos también ha aumentado?


 CA: Estamos pasando de ofrecer 10 talleres a dar casi 40. Enseñamos muchas cosas: rock, pop, salsa, reggae, música peruana; cursos para turistas o sobre cómo escribir canciones. En todos los casos, instruimos en teoría porque eso hace sostenible el aprendizaje, pero también en historia y en la práctica. Tratamos de meter al alumno en el mundo de la música.
DCH: Pero también, al final, organizamos un concierto con los estudiantes. Todo lo que aprendieron deben mostrarlo. Si el alumno no tiene una confrontación con el público, si no toca frente a un grupo de gente y escucha aplausos o no siente cómo lo están mirando, el aprendizaje no está completo. Eso pasa en todos los niveles, incluso con los principiantes.


¿Qué cambios se generan a través de la música?


CA: En Jazz Jaus todos, desde el profesional hasta el principiante, son músicos. Acá descubres tu talento. Por eso creemos que cualquier persona puede entrar. Los cambios que veo en las personas son ‘locazos’, porque elevan su autoestima y se los ve llenos de satisfacción. Cuando una persona ingresa, se integra a un grupo social, comparte cosas con sus compañeros, adquiere hábitos de disciplina y recibe el reconocimiento de los demás, de su familia, del público. La música te cambia la vida.


Y si ustedes se conducen por las reglas que rigen a una empresa, ¿han definido cuál quieren que sea su esquema de crecimiento?


DCH: Lo primero es iniciar la descentralización de Jazz Jaus. En dos años queremos abrir otros centros en Lima, en Los Olivos o San Juan de Lurigancho. Luego tener locales en provincias. Aunque ya lo estamos haciendo con el proyecto del BID, pero queremos que tenga igual envergadura que este local.


PERFIL
NOMBRES Carolina Aráoz y Diego Chang
CARGOS presidenta y director ejecutivo
EDAD 32 y 31 años, respectivamente
ORGANIZACIÓN Jazz Jaus fue fundada en el 2006 por Carolina Aráoz y Mónica Gastelumendi (quien está estudiando una maestría fuera del país). Para la enseñanza, solo se puede elegir entre la música clásica y el jazz. Eligieron la segunda opción porque es la base de la música popular.

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