Caro en La Republica- Dic 2012


Carolina Aráoz Saxofonista. Directora de Jazz Jaus
Maritza Espinoza.

-El saxo es un instrumento muy masculino, salvo por ti y Lisa Simpson (risas).
En realidad, hay bastantes saxofonistas mujeres, pero, sí, somos minoría. Pero yo no pienso mucho en los géneros.  Veo tantos músicos que, para mí, músico es músico, no importa el género.  
-¿Cómo elegiste el saxofón?
El saxo me fascina como instrumento. Su forma es maravillosa.  Sus curvas, hermosas. El sonido, por sobre todas las cosas, me parece orgánico, cálido.   
-Además, tiene una sensualidad que otros instrumentos no tienen, ¿verdad?  
Yo creo que el timbre de cada instrumento llega a la persona que lo escucha dependiendo de lo que hay dentro de ella… Pero, es verdad.  ¡Lo que pasa es que el saxofón es un instrumento sexy, hermoso, de una libertad inmensa!  No he hecho un estudio científico, pero la psicología de cada instrumentista tiene que ver con su instrumento.
-¿Cómo así?
Te voy a hacer el símil entre la trompeta y el saxofón. La trompeta es un instrumento que se toca así (frunce los labios) y, normalmente, el trompetista es introvertido, como que tiende a guardarse las cosas.  El saxofonista es extrovertido (abre los labios), aire para afuera. Yo toco el saxofón y es como si gritara.
-¿Cómo fue descubrir la música?   
Muy emocionante. Crecemos pensando  que no podemos hacer lo que nos gusta por una serie de razones sociales o creencias impuestas. Pero, en realidad,  podemos hacer lo que nos da la gana, y a la hora que encuentras tu lugar en el mundo y haces lo que amas, todo se alinea.
-También estudiaste psicología...
Me encanta. Vengo de una familia donde la  psicología es la columna vertebral.  Se habla de las emociones, de lo que piensas, lo que sientes, la percepción del otro. Es como intentar poner la lamparita para adentro. De hecho, lo que más me gusta en la vida es la gente y me fascina estar en contacto con ella.

¿Y la música, cómo conecta con eso?
Dedicarte al arte es  arriesgarte también a conectarte con tus emociones.  Entonces, cuando lo haces,  salen una serie de cosas que no son fáciles...
-¿Qué ha sido lo más difícil para ti?    
La perspectiva como músico es reciente para mí.  He tenido tantos años gestionando que pensar como artista es algo nuevo. Yo amo el saxofón, pero el 90% de mi tiempo en los últimos siete años lo he dedicado a hacer cosas, a hacer llamadas, a estar frente a la computadora.  Jazz Jaus  es algo que tengo en la cabeza, pero no soy yo, es un equipo, y llegar aquí ha sido una lucha, mucho trabajo y mucha entrega.   
-¿Te has postergado a ti como artista?
Mucho.  Y, de hecho, a comienzos de año tuve una crisis inmensa y me deprimí.  Porque, claro, yo estaba haciendo mis proyectos para salvar al mundo con mi música y me había olvidado que la música me había salvado a mí.  
-¿Empezar a cantar es parte de eso?
Totalmente. Mil por ciento. El cantar es una cosa muy expuesta; a la hora de cantar eres vulnerable. Con el saxo, de alguna manera sientes que te cubre. A mí, pensarme como artista hasta me hacía sentir culpable, porque tenía un montón de cosas que gestionar y empujar. Proyectos más importantes que yo.  
-Pero has cambiado de perspectiva...
En el plano artístico, siento que el 2013 es mucho más mi año. De hecho tengo un equipo, el día de hoy, que me empuja a eso. Carolina, no queremos verte aquí haciendo números: ponte a componer.
-Porque lo tuyo es eso, claro...
De chiquita, componía todo lo que se me ocurría y a los 17 dejé de componer, de cantar, de hacer todo eso. Muchas veces me postergo. También hay una cuestión allí como de auto sabotaje. Cuando empecé a cantar, hace año y medio, descubrí que tenía nódulos y me tuvieron que operar, porque al dirigir una big band de 25 músicos hombres, con instrumentos fuertes, me hice puré la voz.   
-¿Pero ahora sí ya te visualizas como una saxofonista y cantante?
Me visualizo cantando, tocando el saxofón, componiendo.  ¡He empezado a componer hace tres semanas!  No lo hacía desde los 17 años.
-Veo que estás en un renacer.
Esta etapa para mí es de descubrimiento absoluto y como de encontrar quién soy yo realmente. Siempre me he ocultado atrás de los proyectos o del saxofón y el hecho de cantar, de reconectarme con componer y sentir que me provoca poner en una canción todo lo que he vivido, es como que... sin ser egocentrista...
- No es malo ser egocentrista, ¿o sí?
Le tengo miedo al ego. De hecho hace mil años trabajando el ego en psicoanálisis. Me estoy amistando con mi ego de la forma más pura, con mirarme con cariño, porque por años no he podido mirarme con cariño.

-Estás superando muchas trabas.  
Es como que las cosas se están alineando. Ahora sí sueño con esto.  También el hecho de  pensarme físicamente, encontrar mi estilo. Antes, para mí, pensar en un estilo de vestimenta era un acto ególatra, hasta me causaba rechazo.
-¿Explorar tu femineidad...?
Sí. Y de hecho no la exploré años. Cada vez que me ponía maquillaje lo hacía a regañadientes, y el pensar en salir de shopping y comprarme algo para mí, era un conflicto.
-¿Y sientes que ahora ya te has reconciliado con todo eso?
Estoy reconciliándome. Recién.
 
La ficha

Soy Carolina Aráoz Medanic. Nací hace 32 años. Aunque cantaba en misa desde niña, descubrí la música recién a los 21 años. Estudié psicología, pero lo dejé por el saxofón. Me titulé en Jazz en la Universidad de Texas. Ahora soy directora de Jazz Jaus, el gran proyecto de mi vida para formar músicos (tenemos alumnos de ocho a 50 años), pero mi nuevo gran proyecto soy yo.

http://www.larepublica.pe/27-12-2012/de-hecho-lo-que-mas-me-gusta-en-la-vida-es-la-gente

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